No es difícil que la información y los contenidos sean cada vez más accesibles, principalmente con la llegada de las redes sociales. Y, es común encontrarnos personas con dificultades para administrarlas. Pero ¿cuál es la relación de esto con la curación de contenidos? En este post lo explicaremos.
¿Qué es la curación de contenidos?
Cuando un emprendedor decide poner en práctica el marketing de contenidos, básicamente tiene dos opciones:
- La creación
- La réplica de información presente en la web. Proceso realizado normalmente a través de las redes sociales o de email marketing.
Sin embargo, cuando decide realizar exclusivamente la segunda opción, encontrará algunas dificultades.
Después de todo ¿qué contenidos pueden ser relevantes para tu audiencia y tu empresa?
Es justamente para solucionar este tipo de cuestiones, que una curación de contenidos es necesaria. El proceso envuelve la segmentación y filtración de contenidos para posteriormente compartirlo con la audiencia por medio de los canales de acceso.
¿Por qué realizar una curación de contenidos?
Para que tengas una idea, cada 60 segundos:
- 168 millones de emails son enviados en todo el mundo
- 600 videos son publicados en Youtube
- 1.500 textos son publicados en blogs.
Según la información obtenida por el Go-Globe.com.
Frente a esta masa de información disponible, se debe tener cuidado con asegurar la compatibilidad del material proporcionado, el perfil público, así como las actividades y los valores de tu empresa.
Otro punto que convierte a la curación en algo aún más relevante es el hecho de que el contenido no puede ser simplemente publicado en las redes sociales sin ninguna contextualización. De cualquier forma, existe cierto margen de creación necesaria para que tu audiencia entienda cuál es la relevancia del material publicado y cuál es la relación de este con los productos o servicios ofrecidos por la empresa.
¿Cómo hacer una curación de contenido?
Existe un modelo para realizar la curación de contenidos que se divide en tres etapas:
- La primera de estas es la investigación y consiste en ponerse al día con las noticias y artículos, así como la identificación de las mejores fuentes. Aquí, el uso de alertas de Google y RSS feeds de blogs relevantes, pueden ser de extrema utilidad para mantenerse constantemente actualizados.
- La segunda etapa es la contextualización. Como ya mencionamos, es importante que se dé un sentido a lo que es publicado, de acuerdo con los intereses de la empresa y el perfil de la audiencia.
- La última pero no menos importante, es la etapa de la divulgación de contenidos. Aquí es necesario definir por medio de cual de los canales será compartido.
En la práctica, la curación de contenidos suele implicar también cierto olfato. No basta solo con encontrar los contenidos “populares” del momento; hace falta saber, a veces casi por intuición, qué tiene potencial para enganchar a tu audiencia específica. No todos los temas virales son apropiados ni útiles, y muchas veces lo que parece relevante a gran escala no resuena igual en un nicho más acotado. Es una tarea de equilibrio: entre lo que el público quiere y lo que de verdad aporta valor.
Algo curioso (y un poco agotador, por momentos) es lo fácil que se puede caer en la trampa de compartir contenido solo porque todo el mundo lo hace. La saturación es una amenaza real; bombardear a tu audiencia con enlaces irrelevantes solo te hará perder credibilidad. Por eso, vale la pena detenerse y reflexionar dos veces antes de publicar, aun cuando parezca que el ritmo de las redes te exige inmediatez. Con el tiempo, esa pausa selectiva se vuelve una ventaja competitiva silenciosa.
A pesar de ser simple, la curación también exige mucha atención de quien lo realiza.
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