- ¿Quieres dormir un poquitito hijo? - ahí estaba yo, tipín 14.30hrs con mi Samuel en brazos. Mañoso, enojado con la vida y el mundo, peliador, violento y resmungón, gritando "nooooo quiero dormiiiiir", mientras luchaba igual a un chanchito a...
- ¿Quieres dormir un poquitito hijo? - ahí estaba yo, tipín 14.30hrs con mi Samuel en brazos. Mañoso, enojado con la vida y el mundo, peliador, violento y resmungón, gritando "nooooo quiero dormiiiiir", mientras luchaba igual a un chanchito antes de morir. Y así pasaba yo la tarde, tratando de controlarlo, de animarlo, de consolarlo, de aquietar a la fiera indomable... muerta de sueño. | ||
Y es que, no se por qué, a una como mamá de pronto se le olvida que está lidiando con un niño o niña que no tiene idea de lo que es bueno, saludable, necesario e importante para sí mismo. Y en el olvido se nos ocurre "inteligentemente" de preguntarle al niño ¿Quieres almorzar? ¿Quieres una frutita? ¿Quieres ponerte una ropa? ¿Quieres bañarte? ¿Quieres irte a dormir? | ||
Preguntamos, creo yo, porque creemos en la crianza respetuosa, porque queremos tratar al hijo sin aquel autoritarismo absurdo que imperó antiguamente. Preguntamos, porque es nuestro deseo tratar a ese pequeño con el respeto que cualquier persona merece. Y eso demuestra el profundo amor con el cual estamos criando y el esfuerzo que estamos haciendo de quebrar viejas prácticas con el fin de formar un ser humano de bien. Pero, en ese deseo de respeto muchas veces nos perdemos de nuestra función parental. Nuestros hijos son niños, y como niños no tienen la madurez de decidir a favor de su bienestar. Por eso ellos tienen y necesitan vivir bajo la tutela de adultos responsables. Que somos nosotros. | ||
Y es en ese punto que la mochila de la parentalidad se pone pesada. Porque en nuestras manos está el poder de decidir para velar por el desarrollo saludable del niño. Y eso automáticamente nos convierte en los villanos de la historia. Poner horarios, hacer una rutina, dar de comer verduras y frutas, mandar a tomar un baño, revisar los dientes y unãs, abrigar, dar responsabilidades, cambiarse de ropa. No son actitudes "irrespetuosas", son las actitudes que un adulto que cuida tiene debe tener. | ||
Cuando pregunto ¿hijo quieres dormir una siesta? pongo en el niño el peso de la responsabilidad de decidir. En cierta forma, evito una pelea, un momento de tensión, y me lavo las manos con mi responsabilidad. | ||
- ¿Quieres dormir un poquitito hijo? - Es obvio que el niño no va a querer dormir, porque él desea jugar. Pero ¿cuál es la necesidad real que el pequeño tiene? descansar, pues a su corta edad tanto su cuerpo cuanto su mente no consiguen aguantar el día entero. La siesta baja los niveles de estres y ayuda a mantener una mente saludable para adquirir nuevos conocimientos. | ||
Dejar la responsabilidad de decidir asuntos que se refieren a la integridad física, psicológica y mental del niño, en las manos de este. Es olvidarnos que somos nosotros los adultos de la relación y nos nivelamos en madurez con el pequeño. | ||
Mi invitación hoy es muy sencilla, paremos de preguntar ¿quieres? (en los asuntos fundamentales) y comenzemos a dar una dirección clara, con respeto y amor a nuestros pequeños. Somos nosotros los que debemos escoger el menú de la semana, el horario de dormir, el tiempo de telas, la hora del baño. Osea, cumplir nuestra responsabilidad como adultosl | ||
- "Hijo, vamos a dormir" | ||
- "Vamos a almorzar en diez minutos" | ||
- "Después de ese capítulo te tienes que bañar" | ||
- "Está frio, vamos a ponerte los calcetines." | ||
- "Ordena tus juguetes" | ||
- "Hora de comer fruta | ||
Su hijo o su hija son responsabilidad suya. No los defraude. |